Hoy me volvi a afilar los colmillos para desgarrar la poca carne que me ofrecen. No son mas que pobres presas de una manada escualida.
Estan tan ocupados de que los vean que no se dan cuantan a quien pisan, sobre quien cagan.
Piden paciencia y calma, empatia infinita aunque solo tengan un alma mezquina, negra como la noche y tan vacia que ya no saben con que pija llenar.
Y no me vengan los moralistas a querer herir con las estupideces de comprender al otro, de ser humano cuando intentan aventajarte en la primer curva, porque hoy solo me interesa abrirlos por la mitad para ver que mierda habia en vez de corazon.
Entre gritos y llantos, piden en su propio capricho que los entiendan, cuando no pueden mirar mas alla de sus ombligos.
Y el profundo odio, las arcadas que me provocan sus mentiras, repetidas hasta el hartazgo solo para convencerse de que el otro no merece la pena.
Como un cienpies humano, cagan en la boca del otro. Y el principio de la cadena es solo el final y en un circulo dan vueltas creyendo llegar a algun lado.
Ya trague demasiada mierda como para seguirles la corriente de que me gusta, y ahora me siento en esta silla destartalada, solo, a ver entre tristeza y gozo, entre la lastima y la diversion como siguen por el mismo camino.
sábado, 22 de junio de 2013
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