Es
desesperante ver la actualidad. Mirar hacia todos lados en un cuarto de cuatro
paredes desconchadas, la venta del alma al mejor postor. Y no importa realmente
lo que tenga para decir, lo que tenga para pensar y expresar.
Te
puedo gritar en la cara tres o cuatro verdades que solo me sonreirías. Como un espectáculo,
como un show. Sentarme de consejero a explicarte que aprendí, que conocí, hacia
donde quiero llegar. Pero ya nos metieron en singularidades e individualismos
puros de no mirar al costado al desgraciado.
Tan
solo gritar nos convierte en un show más que puede ser etiquetado y vendido. Podes
identificarte con mis palabras y aplaudirlas. En caso de llegar a muchos, solo
me pondrán en un palco para que me sigan, como palabra de pastor. Pero no. Como
llegar a sobrevivir sin venderse al puto sistema? Como escapar o cambiar algo
desde esta posición de consumo?
Te
necesito, me necesitas. Pero solo para discrepar de manera distante. No
involucrarse demasiado
con nadie. Con nada. No sentarse a conocer al otro. No
dejarlo entrar. No abrirse. Los mayores actos revolucionarios puestos en
camisetas para vender en grandes tiendas. Alabar los mensajes del cine y la
tele desde la comodidad de un hogar.
Cuando
fue la última vez que te jugaste por algo? Cuando fue la última vez que
escuchaste a alguien? En esta pasividad de circularidad, nos perdemos la realidad
del contacto profundo para solo quedarnos en la superficie inútil e inerte de
una moda.
La crítica
es comprada, expuesta, vendida y empaquetada para mostrarla con orgullo de tener
una etiqueta de nombre reconocido. Nos han colonizado de tal manera la cabeza
que solo se pertenece y se corre tras los sueños pre digerido que pensaron
otros. Cuando fue la última vez que sentiste algo real?
La
realidad se escapa entre las manos, mientras gastamos la vida en pagar lo que
nos dicen que debemos que pagar. En hacer lo que es tendencia en ese momento.
Creemos que derrotar los conceptos victorianos nos hace más libres. Nos hacen
creer que lo nuevos rumbos son caminos sin guía. Tomaron las filosofías antiguas
y las pelotudizaron en una era new age.
Yoga,
chakras, energías y espiritualidad llenan las bocas de los estúpidos snobs de
turno sin ningún significado. Leer y aprender de las filosofías orientales, de meditación,
se volvió en un recorrido por YouTube con la banalidad de creer que se puede
escapar del dolor. Poca gente ha podido llegar a aprehender que es lo que se
les está ofreciendo. Cuando fue la última vez que te sentaste a enfrentar la
angustia de la existencia? Cuando será el momento en que te sientas realmente
insignificante en el mundo?
Nos
venden la idea de ser todos especiales, de ser todos inteligentes, de que
nuestra potencialidad es lo que mantiene
este mundo. Cuando miro desde MI celular, desde Mi comodidad, las fotos que
siento el deber de compartir para generar conciencia mientras tomo MI café, en
MI cama, no puedo evitar sentir las náuseas de ser un gran hipócrita cuando me
miro al espejo.
Y es
que la anestesia no llego a agarrar bien en esta cabeza que se desvive pensando
qué carajo es esta sensación en el pecho que duele. A veces se confunde y cree
que es amor. Otras veces que puede ser un infarto. Por las noches, que es la
ausencia de aquellas relaciones perdidas. Pero la realidad es otra, es un dolor
que genera un vacío existencial imposible de llenar con nada. Algunos lo llaman
angustia, otro estructura. Yo prefiero llamarlo hipocresía. Porque la hipocresía
es imposible de erradicar, nunca podremos mantener la línea recta que nos
marcamos con palabras. En algún momento te vas a traicionar y vas a ser hipócrita.
Y aunque me quiera sentir distinto, original, especial o alguien diferente al
resto. Solo hay una realidad desesperante. No soy especial, ni distinto, ni
diferente, solo soy uno más que camina hacia el mismo matadero. Solo que no voy
callado.
Lobo Estepario
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