domingo, 10 de abril de 2016

Papeles de flores (cazador de leyendas)



Existen grande historias de famosos magos desde épocas inmemoriales. Ya desde las prehistoria, chamanes y brujos, algunos hasta considerados profetas, inflamaron la imaginación del hombre que no manejaba las ciencias. Muchos son los nombres, pero algunos se han perdido en la memoria del tiempo, por desuso, por tiranos o por el simple hecho que no resaltaban entre la multitud. Uno de ellos, injustamente olvidado, es Brunno Cavallaro.

Este mago, nacido en la época victoriana en Italia, se caracterizaba por utilizar trucos poco comunes por decirlo de alguna manera. Según algunos libro empolvados que se salvaron de la gran inundación de Venecia en el siglo XIX y que hoy se encuentran el sótano de una casa de Colegiales, este mago aseguraba que podía revivir el niño interior. En sesiones donde primaban los juegos como saltar la soga, el pato ñato, la payana, entre otros, aseguraba a los adultos poder ponerlos en contactos con las energías infantiles que aun vivían en su interior. Mucho antes de que Freud y otros pudieran empezar a definir el campo de la psicología, Brunno era tomado como un simple timador por algunos o como un pobre infeliz según algunas otras crónicas. La realidad es que los shows dados se llenaban siempre de malandras y vivos que querían sacar ventaja de algunas situaciones, como manosear señoritas mediantes los juegos alegando que en su infancia habían sidos bastantes toquetones.

Es así como las sesiones eran consideradas por aquellos que nunca asistían como grandes orgías de mujeres lábiles y hombres pecaminosos, lo que sumía a Brunno en una terrible desilusión. Es así como se dedico a aprender pases de cartas, trucos de espejos y algunas otras artes para mejor su imagen.

Sin embargo, a pesar del fracaso de sus primeras presentaciones y de tener que cambiar de rumbo, logro brillar con luz propia y llamar la atención del rey de su época. Fue llamado para amenizar una velada en donde condes, duques y otros reyes se juntaban a conmemorar en natalicio del rey. Casi todas las crónicas. fueron quemadas por orden del mismísimo rey por los hechos acontecidos luego de su cumpleaños. Salvo el relato que contaba en una carta uno de los sirvientes presentes esa noche.

Según él, la velada se desarrollo como tantas otras. El rey con sus pretensiones de superioridad mostrando su completa ignorancia en muchos temas. Casi todos los temas. Los condes y otros titulados de grandes portes adulando a la reina. Y la reina, mostrando su festividad y labilidad con rimas soeces. Hasta aquí un velada común. Pero el aire parece cambiar cuando entra Brunno. El show comenzó aburrido, y el mago parecía algo despistado, podría decirse que por el nerviosismo de estar ante el rey, el sirviente dice en su carta que fue culpa del escote de la reina. Sin embargo, ante los malos pases, los trucos evidentes y el tartamudeo constante del mago, la reina aplaudía y reía como si fuera una niña.

Luego de que no pudiera adivinar la carta que había elegido el Conde de Sforza, Cavallaro se excuso un minuto. Cuando volvió, luego de unos prologados treinta minutos, parecía otra persona. Comenzó a ordenar unas sillas y con actitud avasallante, guío a los presentes llevando a cabo una sesión de sus primeros actos de magia. Todos lo disfrutaron como si se estuviera haciendo magia de verdad. La reina sobre todo, que siempre encontraba una excusa para estar cerca de Brunno y era la que proponía la mayoría de los juegos, casi todos de contactos físicos. La velada finalizo bien entrada la madrugada y el rey dispuso de una habitación para el mago que no puedo negarse.

Al amanecer del siguiente día, grande fue la sorpresa al descubrir que el mago no estaba en su habitación y que esta parecía estar impecables, como si nadie hubiera estado allí nunca. Pero mas grande aun fue la desaparición de la reina, que parecía haberse ausentado sin que el rey se diera cuenta. Una semana llevo la búsqueda de ambos por todo el reino. Finalmente fueron hallados en una casa de campo antes de partir a la frontera de Francia. Ante tamaña traición, Brunno fue sentenciado a la pena de muerte. La reina fue recluida y aquellos que se atrevieran a contar los sucedido serian brutalmente torturados.

El día anterior al cumplimiento de la sentencia, el mago logró hacer llegar a la reina una carta mediante uno de los carceleros que le había tomado cariño. En ella, según los cronistas, no solo derramo su amor, sino que también le pedía a la reina que dejara todas las cartas suyas sobre la mesita que tenia cerca de la ventana, dejándolas empaparse con la luz de la luna. Prometió darle un ultimo regalo antes de partir. Por ordenes del rey la sentencia se adelanto para esa misma noche y debía, según sus actos, morir en la hoguera, como se hacia antaño. La reina lloro mucho, en los pasillos del castillo se llego a comentar que la niña interior había muerto totalmente luego de aquel día, y que su brillo se había apagado. Pero sin embargo, confío en el mago esa noche y dejo las cartas sobre la mesa a la luz de la luna. Al anochecer, Brunno Cavallaro era quemado en la hoguera, sin que emitiera ni un solo grito. Las llamas lo consumieron hasta dejarlo en cenizas. La reina durmió profundamente esa noche y a la mañana encontró sobre la mesita una rosa hecha con las cartas escritas. Lo asombroso de esta rosa es que no podía destruirse por ningún medio, los sabios de las cinco esquinas del micro centro creen que este ultimo acto representa el poderoso amor que no podía ser destruido ni con la muerte de los amantes. Otra sorpresa esperaba a la reina nueve meses después.

La historia no ha dejado huellas del mago, pero el ha dejado descendencia. Según los cronistas prohibidos de la época, la descendencia de Cavallaro se mantuvo oculta por mucho tiempo, hasta recuperar su apellido luego de la caída de los reyes italianos. Hoy en día, se ha vuelto un apellido común, pero todos vienen de la raza del mago. Muchos de ello se han dedicado a racionalizar el mundo, por lo que no creen en magias y pases de cartas. Otros aun mantienen viva una pequeña magia llamada niño interior. Pero lo que ninguno pudo lograr todavía, es forjar en papel una rosa tan fuerte de amor como la del original. Algunos creen que es porque la magia no existe, otros porque no no existen mas amores como aquellos. Este humilde cronista, cree que el problema es que no han confiado aun en ellos mismos.

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